Me escupiste tus palabras
iracundas
Envenenadas a fuerza de
incomprensión;
Nada se odia más que lo que no se
entiende
Que aquello que es diferente
Percibido entonces como una
agresión.
Me dolió he de decirlo,
Al menos el primer momento pues
creí olvidados
Aquellos tiempos en que el
reproche constante
Era el modo de comunicación
adecuado.
Hoy ya cicatrizó la herida
Por tanto tiempo abierta a la
intemperie,
Ya por la vida camino erguido
Y me resbala lo que diga la
gente.
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