Tus ojos son la jaula en donde me
gusta encarcelarme
Cuando este maldito mundo me pone
en busca y captura,
No hay senda por la que no huya y
cabalgue,
Al llegar a ti navego en
cabotaje.
Tu lengua es el humedal
Donde me gusta regocijarme.
Nunca entendí nada sobre lo
divino,
Casi nada tampoco sobre el
deambular mundano
De los que se afanan en acumular
dinero y joyas
O de aquellos que se revuelcan
ufanos
Sobre oropeles y brocados de
seda,
Son para mí, meros hinchados
gusanos
Que se revuelcan por un lodazal
Engalanado de guijarros.
Deambulo por la vida libre de
ataduras
Porque libre es el que solo tiene
sus manos
Para cavar pozos si tiene sed
Para recolectar frutos y bayas
Cuando ya se avejenta el verano,
Soy un hilo de algodón que en el
cielo
Un breve viento a su antojo se
lleva del brazo.
Mis apellidos son de árboles
recios,
Terco en el proceder si está
justificado
No me he de ver impelido por la
muchedumbre
En pos de lo que se cree que es
mayoritario,
Que la mayoría de los corderos
Van al matadero con alegría
cantarina balando.
Si alguna vez fuiste mi amigo no
dudes
Que amigo me puedes seguir
llamando,
Los compañeros de viaje que se
encuentran en la vida
Son valiosamente escasos.
Cuando me veas partir, desnudo y
descalzo
No albergues compasión por mí,
Toma tu copa y álzala hacia el
sol mortecino del ocaso
Sobre los últimos rayos bebe el
dulce licor
Y brinda por lo poco que de bueno
dejé a mi paso.
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