jueves, 26 de septiembre de 2019

BAJO LA TEMPESTAD



Querría la pulcritud de un disparo para acabar con todo,
Pero eso sería demasiado fácil y cobarde;
 Es la lucha cotidiana lo que requiere valentía
La que desgasta los cóndilos de los huesos
Hasta hacerlos romos y dolorosos.
Querría una luna de alacranes negros
Que devorara tu alma y la mía
Y la escupiera a la cuneta,
 Ya sabes sin ni siquiera saborear nuestros jugos,
Solo por la impía necesidad de morder
La mano del que amigablemente los alimenta.
Pero que haríamos entonces tú y yo,
Que haríamos si no fueran ya necesarios los locos,
Los estúpidos a conciencia, con zapatos en las manos,
Que haríamos ya con los muñones desgastados
Por mor de la comezón infinita que produce una tela
Que ya solo cubre nuestros cuerpos por costumbre.
No, ya no es posible la rendición,
Ya solo queda la batalla a cuerpo descubierto
Abrir las carótidas y ofrecerlas sin rencor,
Dejar que toda la inmensa ola se estrelle contra nosotros
Y bracear o perecer en el mismo orgasmo sin sentido,
Porque si ya no nos queda vida
Al menos que nos quede algo de esperanza.