domingo, 24 de noviembre de 2019

DESHEREDADOS




Tiemblan los dobleces del papel
Que rezuman aire y fuego o salitre espeso,
Borbotones de humana esencia
Que gotea de las entrañas mismas del destino.
Azogue que vierte nuestra ignominiosa presencia,
Desatino del quehacer diario,
Muerte por recompensa,
Bravata de los justos, serena dentellada
Que no corroe sino quema.
No más balas, no más quimeras,
Niños desnudos sobre las playas desiertas,
Como sombrillas abandonadas al pairo
Del mar que los mece en las espumas muertas.
Tened vuestras manos manchadas
Hacedores de nuestras cuerdas
Que se construyen con las venas deshilvanadas
De los brazos que en el campo cosechan.
Queda solo en el horizonte una aviesa vela
Hecha de la espuma de los desheredados
Cosechada en sus calaveras,
Carabelas que huyen hacia ese sol que se aleja.