jueves, 14 de febrero de 2013

DECADENCIA

Estaba escuchando esta mañana la radio cuando dan la noticia de que en Gran Hermano un "individuo" se ha roto los dos húmeros de un sonoro piñazo. Muchas cosas han acudido a mi mente en ese momento.
La primera y la segunda están conectadas. A saber, que Gran Hermano por fin proporciona una prueba irrefutable de la Teoría de la Evolución y que todo en la vida es circular. Digo esto porque la existencia de este programa prueba de una vez para siempre y de forma irrefutable que el hombre proviene de la ameba y que en su andar evolutivo la especie ha vuelto al lugar del que emergió, las charcas putrefactas donde las nuevas amebas del mencionado "programa" se emponzoñan. La existencia de esos seres infrahumanos que exponen sus miserables vidas al escarnio público para espectadores que se regodean en la podredumbre y se embadurnan con las vísceras íntimas de a los que allí se destripa devuelve a la humanidad a los comienzos de la vida unicelular, al oscurantismo de los ajusticiamientos públicos de la Edad Media o a las carnicerías sanguinarias de las guerras más cruentas. 
Por otro lado también me ha traído a la mente una cita bíblica que decía algo así como "todo se ha consumado". Efectivamente por primera vez empiezo a creer en el fin de los tiempos. Nuestra sociedad está agónica y en sus últimos estertores muestras sus impúdicas entrañas llenas de gusanos. El sistema capitalista salvaje huérfano de poderes políticos ha destrozado la economía mundial y ahora sólo es una inmensa bola que rueda por el planeta aplastando a los ciudadanos que sólo huyen en vano hasta cuando no haya donde huir. En nuestras democracias, los partidos políticos se han convertido en empresas de marketing electoral que a base de mentiras y corrupción ocupan el poder alimentando con él su propia endogamia que da como resultado políticos cada vez más estúpidos y menos capaces de enfrentarse a los poderes económicos. Eso por no hablar del resto de países en donde la democracia sólo es una quimera y que son gobernados por dictaduras, abiertas o encubiertas, que apacentan a los ciudadanos con pan y circo para mantenerlos en la ignorancia.
Las religiones, el otro vértice de ese todopoderoso triángulo junto a políticos y dinero, se afanan en convertir a los seres humanos en miserias estupidizadas que no se plantean los preceptos morales que se les impone y coadyuban para mantenerlos sumidos en la ignorancia del analfabetismo, sobre todo científico, y destruir con todos los medios posibles su espíritu crítico. Las religiones, el invento de los débiles para enjaezar a los libres so pretexto de un ser superior que dicta las normas, son una de las peores lacras de las sociedades modernas.
Y, por si todo esto fuera poco, las televisiones que con inmundicias, como Gran Hermano, destruyen cualquier sistema de valores en las personas y convierte las miserias humanas, ahora también las miserias físicas, en espectáculo lamentable. No tardará mucho, y espero verlo, el día en que un nuevo "programa" aparezca para, en el summun de la indignidad de las personas, mostrarnos como se descuartiza a una persona viva mientras el público aplaude enfervorizado sediento de la sangre que una Mercedes Milá cualquiera le irá disparando desde las arterias abiertas del alegre infortunado, que en el suplicio supremo del ara televisiva tendrá, por fin, sus cinco minutos de gloria. 
Y digo que todo esto me alegra porque como he dicho, todo en la vida es cíclico. Así pues cuando las bacanales romanas llegaron a su máximo apogeo dieron el pistoletazo de salida para la caída del Imperio Romano. Sus más sangrientos espectáculos en el circo fueron el inicio de la decadencia del imperio que a la postre lo llevó a su caída.
Así, de la misma forma, estas señales que he nombrado indican que nuestra sociedad está llegando a su extrema decadencia y que la renovación está cerca.
El día en que en Gran Hermano se ampute la primera mano y se ofrezca en ofrenda a los espectadores, ese día, todo comenzará de nuevo.
Así sea.

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