martes, 21 de julio de 2020

SI TE DICEN QUE HUÍ.


Tus ojos son la jaula en donde me gusta encarcelarme
Cuando este maldito mundo me pone en busca y captura,
No hay senda por la que no huya y cabalgue,
Al llegar a ti navego en cabotaje.
Tu lengua es el humedal
Donde me gusta regocijarme.
Nunca entendí nada sobre lo divino,
Casi nada tampoco sobre el deambular mundano
De los que se afanan en acumular dinero y joyas
O de aquellos que se revuelcan ufanos
Sobre oropeles y brocados de seda,
Son para mí, meros hinchados gusanos
Que se revuelcan por un lodazal
Engalanado de guijarros.
Deambulo por la vida libre de ataduras
Porque libre es el que solo tiene sus manos
Para cavar pozos si tiene sed
Para recolectar frutos y bayas
Cuando ya se avejenta el verano,
Soy un hilo de algodón que en el cielo
Un breve viento a su antojo se lleva del brazo.
Mis apellidos son de árboles recios,
Terco en el proceder si está justificado
No me he de ver impelido por la muchedumbre
En pos de lo que se cree que es mayoritario,
Que la mayoría de los corderos
Van al matadero con alegría cantarina balando.
Si alguna vez fuiste mi amigo no dudes
Que amigo me puedes seguir llamando,
Los compañeros de viaje que se encuentran en la vida
Son valiosamente escasos.
Cuando me veas partir, desnudo y descalzo
No albergues compasión por mí,
Toma tu copa y álzala hacia el sol mortecino del ocaso
Sobre los últimos rayos bebe el dulce licor
Y brinda por lo poco que de bueno dejé a mi paso.

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