miércoles, 28 de noviembre de 2012

NOCHE DE CONCIERTO


Gime el violín un trémulo lamento de otoño
Y se retuerce dolorido entre los dedos inmisericordes
Del joven muchacho de mirada perdida
Que en el estrado con esfuerzo extrae sus acordes.

Y vuela mi mente, prendida de aquellos sones,
Lejos, hacia las altas cumbres de los montes,
Lejos hacia los olivos y los pinares
Tan lejos como lejana llega la memoria de los hombres.

Y colgado de aquellas notas como hojas
que danzan al ritmo que el viento les propone
sobre las altas copas de los esbeltos árboles,
donde mis sueños son peces de todos los colores.

Y vibra el pistilo en la corola
Como vibra mi corazón en el pecho
Que simula el errático vuelo de las alondras
Que Insufla entre mis costillas el aliento.

Y ya el aire de mis pulmones
No quiso volver para darme sustento
Volaba junto con el sonido de los violines,
Unido para siempre al viento,
Voló lejos, libre, huraño y hambriento
De los anchos espacios de los mares
Allá donde no tiene límite el movimiento.

2 comentarios:

  1. Veo que el concierto fue bien y que la música cumplió uno de sus cometidos: transladarnos, convertirnos en humo y llevarnos a recuerdos, a lugares ilusorios, utópicos, tristes... Y nos has contado un momento de tu experiencia en el concierto de la mejor manera que hay de contar la música: con la música, el ritmor y las palabras hechas poema. Sutil, como es habitual en ti. Un abrazo.

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  2. Gracias Lillo, fue excitante y sugerente como siempre lo es la buena música.

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