miércoles, 2 de enero de 2013

MANERAS DE MORIR, MANERAS DE VIVIR


Esta noche dormía yo bien tranquilo,
Me había tomao dos copas y una botella de vino,
Cuando la muerte vino a visitarme de improviso
Y me levanté sudoroso con los nervios en vilo.

Noté el tacto duro de su mano
Acariciando las sábanas de lino
El aire de la habitación quedó congelado
Y crecíó la yedra oscura alrededor del quicio.

Un bullicio como de miles de almas
Rondaba las esquinas de mi suplicio,
Los negros ropajes crueles restallaban
Ahuyentando por momentos mi escaso juicio.

Perecía en la calle la noche herida
Por la lanza del alba y un atroz grito
Lancé con toda la fuerza de mis pulmones,
Más de ningún lugar me llegó auxilio.

Viéndome perdido y sin fuerzas
Rodeado por los colores del delirio
Salté de la cama como un gato erizado
Dispuesto a agarrar las bridas de mi destino.

Torcí el gesto y abrí la ventana
Saltando desde el alféizar con el suficiente tino
Para estrellar mi cabeza contra la acera
Dibujando la silueta de mi cuerpo tendido.

Con el último soplo de aliento
Junto a mí la muerte sentada en el bordillo
Tachaba mi nombre de la lista
Que había sacado de su putrefacto bolsillo.

Y cuando con sublime esfuerzo
Logré lanzar una carcajada de alivio
Me señaló con su carcomido dedo
Y levantándose emprendió su camino.

Pues hacía años que estaba muerto
Enclaustrado entre las cuatro paredes de mi piso
Y ahora por fin el viento tocaba mi cara
Ahora por fin volvía a estar vivo.

1 comentario:

  1. Una historia narrada en verso que me ha sacado una sonrisa al leer el final. Es un canto de libertad, de sarcasmo, de angustia... Pobre muerte, ha tachado el nombre y se ha quedado sin presa, jaja. Un placer de lectura y muy visual.

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