viernes, 20 de septiembre de 2013

EL INQUISIDOR (dedicado al ministro de justicia, sr. Gallardón)



El promiscuo asceta que, dolorido, pergeña
Procaces contubernios, navegando solitario
En las procelosas pasiones que en su mente nadan,
Cual togado congrio de aletas atenazadas 
Por la moral rígida que de su verga escapa,
Se sienta en su escabel sobrio recamado en plata.
Ubicuo atisbador de las alcobas ajenas
Con florido trazo las acusaciones relata
Sobre recio papel de preciosa filigrana
Que se enrosca en los cuellos de las vidas que arrebata.
En la melopea insomne de su celda tallada
En el mismo vientre de la roca arcana
Cuyo paradero secreto desconoce el mismo papa,
El pútrido cuerpo corrompido del inquisidor
Inclinado sobre la escribanía de madera ajada
Declama en la nostálgica oscuridad nocturna
Los nombres de aquellos que quemará al alba

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