miércoles, 21 de agosto de 2019

SOBRE LA COMPLEJIDAD Y LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE LO INTRASCENDENTE.



Vivimos días convulsos. ¿Quién puede negarlo? Aunque la mayoría no se dé cuenta de ello. Enfrascados en chorradas como los programas de cotilleo o citas, las modas superficiales y pasajeras, las series de consumo rápido de Netflix y otras estupideces varias sin trascendencia, lo cierto es que algo está pasando en nuestra sociedad. Entendida la sociedad a nivel de especie que es de la única forma en que ya tiene sentido entenderla. Solo los catetos más cazurros todavía creen en los pueblos o los países.
Intentando abstraerme pues de la estupidez generalizada que me rodea y que está convirtiendo nuestro mundo en un rebaño que no tiene dos neuronas útiles y que es incapaz de pensar en nada más que lo inmediato, me he parado a pensar sobre el aumento de la complejidad que nos rodea.
Porque parece contradictorio pero conviviendo en ese mar de gente que se dedica a los horóscopos, el glamour de las divas gays para lobotomizados superficiales y la barbarie culinaria de McDonald, se encuentra un mundo paralelo de ciencia y tecnología cuyos conocimientos se van acumulando de manera exponencial.
Hace un siglo, cualquier científico podía casi abarcar su campo a poco que fuera brillante, hoy ni el más brillante es capaz de saber ni una milmillonésima parte de su propia área de estudio. A esto me refiero con el aumento exponencial de la complejidad que nuestra especie está alcanzando en la última centuria.
Esto me ha llevado a pensar sobre otros periodos de la historia de la Tierra, aunque podría extrapolarse a la propia formación de Universo, en los que se han producido fenómenos de alta complejidad y lo que de ellos ha surgido.
Lo cual a su vez me ha llevado al concepto de Propiedad Emergente, entendida esta como una nueva propiedad que aparece en un nuevo escenario y que es distinta de todas las que los elementos constituyentes pudieran poseer.
Así, en los albores de la Tierra las moléculas eran escasas y bastante simples. Metano CH4, amoniaco NH3, óxidos diversos, haluros y en resumen química orgánica e inorgánica básica. A medida que la temperatura del planeta fue bajando, las especies químicas pudieron comenzar a tener más complejidad y diversidad. Esto llevo hasta la aparición de moléculas orgánicas, aminoácidos y ácidos grasos, e incluso las primeras cadenas de ARN, un ribonucleótido que podía portar ya información y que podría ser el primer germen de una molécula autorreplicante. Y así llegamos a la primera propiedad emergente: LA VIDA. Cuando esa acumulación de información, que es complejidad, se produjo, la naturaleza encontró una forma nueva de ordenarla, con una propiedad que ninguno de los componentes mencionados tenía, la vida tal como la conceptualizamos los humanos. Esto produjo una rebaja de la complejidad e introdujo un nuevo factor de orden, lo que rebajo la entropía de todo el sistema, haciendo más fácil las interacciones entre las moléculas inorgánicas.
A continuación se empezó a acumular oxígeno en la atmósfera producido por la fotólisis del agua por parte de los recién aparecidos organismo fotosintéticos. Esto condujo a un aumento de la masa de células vivas, y por tanto a una nueva acumulación de información y de complejidad. Marco el segundo hito de Propiedad Emergente, con la aparición de la pluricelularidad, ya que esto permitió la distribución del trabajo y la especialización de las células, apareciendo los primero organismos fotosintéticos que andando el tiempo, se organizarían en aparatos, órganos, sistemas, etc para producir la mayor explosión de diversidad conocida en la Tierra desde la aparición de la vida.
Esa propia especialización condujo a la evolución de cada uno de esos órganos y aparatos, volviendo a aumentar la complejidad de manera exponencial hasta construir uno de los sistemas más sofisticados que conocemos: el sistema nervioso con el cerebro como abanderado. Lo que finalmente condujo a una nueva Propiedad Emergente: la inteligencia.
Y hete aquí, que llegamos a la actualidad, en donde como he dicho al principio, de nuevo la complejidad, esta vez no solo orgánica sino sobre todo tecnológica, vuelve a aumentar de forma exponencial de modo que ahora mismo ya comienza a desbordar a la propia especie humana.
¿Estaremos pues, extrapolando lo anterior, ante la posible aparición, en tiempo geológico, de una nueva propiedad emergente? De ser así, yo pronostico, por supuesto sin poder decir cual, debido a la propia naturaleza de las propiedades emergentes de aparecer de novo, que estará basada en un híbrido entre la inteligencia humana y la computacional, de modo que cerebro y computador puedan quizás dar lugar a una nueva propiedad hasta ahora nunca conocida en la Tierra.
Mientras esto sucede, y sin mayor maldad de la precisa, dejemos a los inermes intelectuales continuar con sus juegos florales sobre insustanciales y superfluas ocurrencias.

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