No te odio,
Porque no eres nada,
Porque sólo eres un pedazo de piedra
Fría, perpleja ante la vida que te sobrepasa,
Porque eres débil,
Débil como la escarcha
Cuando el sol la consume
Como se consume tu negra alma.
No te odio,
Eres agua,
Líquido que corre,
Lejos hacia la mar lejana
Para perderse en el enjambre
De recuerdos que no son nada.
Eres humo, incorporeo que escapa,
Por la chimenea que abrí en mi vida
Para tomar las riendas de mi yeguada.
Ahora eres lejano papel mojado
Que se deshace y sale de mi casa
Por el arriate de la enorme puerta
Que mi olvido limpia esta nueva mañana
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