Despertares
Dormí durante cien días,
Cual atarazana jadeante ahíta de vida,
Desperté cuando despacio la luz se iba
Llevando al sol de su brida.
Así fuertemente la manta
Que mi desnudo cuerpo cubría,
El roce de la cálida lana
Anhelaba la extrañísima piel fría.
Profundo iris de tierra baldía
Que pintaba el cuadro indeleble,
Con firmes trazos coloreaba
La tela que el pincel deshacía.
Bebí del alma mía
Por no beber de la fuente
Que silenciosa brotaba
De mi soledad permanente.
A pequeños sorbos apuré
La ausencia de tu cuerpo,
El tacto de tus caricias
Abanderando mis recuerdos.
Noté la voraz tierra
Agarrándose a mis dedos
Abonando la melancolía
De los besos que se perdieron.
Era media tarde larga
Cuando pude abrir los ojos
Embargado de la ausencia
de aquellos tiempos dichosos.
Recordé la letanía profunda
De los muacines en los minaretes
Entre Europa y Asia erigidos
Como centinelas inmortales.
El agua del bósforo brillaba
Como brillan los altares,
Como el aureo oro bruñido
Como las estrellas siderales.
Recordando el bazar de las especias
Prendido de tu cuerpo desnudo
En pos de las esencias
Adheridas a tus tibios muslos.
El sol por la ventana esconde
Su disco de naranja madura,
Volveré a tender las sábanas
Para dormir de nuevo en penumbra.
Para no soñar que vivo
Para no recordar la angustia
De haber perdido el sueño,
El sueño de mi vida desnuda.
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